¿Qué es la gonorrea?
La gonorrea es una infección de transmisión sexual (ITS) causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae. Afecta principalmente las membranas mucosas de los genitales, el recto y la garganta, pero también puede influir en los ojos y las articulaciones.
Es una de las ITS más comunes a nivel mundial, y puede transmitirse a través del sexo vaginal, anal u oral sin protección.
Muchas personas infectadas no presentan síntomas evidentes, lo que facilita la propagación de la enfermedad sin saberlo. Cuando aparecen, los síntomas pueden variar:
En los hombres: secreción uretral (flujo amarillo o verde), dolor o ardor al orinar, y en algunos casos dolor o inflamación en los testículos.
En las mujeres: muchas veces es asintomática, pero puede causar secreción vaginal anormal, dolor al orinar y sangrado entre períodos menstruales. Si no se trata, puede llevar a enfermedades más graves, como enfermedad inflamatoria pélvica.
En ambos géneros: dolor de garganta (cuando se transmite por sexo oral) y dolor o secreción anal (en caso de contacto rectal). Si la bacteria entra en el torrente sanguíneo, puede causar artritis gonocócica, una inflamación dolorosa de las articulaciones.
El diagnóstico de la gonorrea se realiza a través de análisis de muestras de orina, secreción uretral, vaginal, rectal o de garganta (según el tipo de práctica sexual realizada), utilizando pruebas de laboratorio como cultivo o pruebas moleculares (PCR) que identifican la presencia de la bacteria en el cuerpo.
El tratamiento habitual consiste en antibióticos. Sin embargo, debido a que algunas cepas de Neisseria gonorrhoeae han desarrollado resistencia a ciertos antibióticos, los médicos recetan combinaciones de medicamentos.
Es fundamental:
Seguir el tratamiento completo tal como lo indique el profesional sanitario.
Evitar relaciones sexuales hasta que se confirme la curación.
Informar a las parejas sexuales recientes para que también se hagan la prueba y, si es necesario, reciban tratamiento.
¿Cómo se previene la gonorrea?
Uso de preservativos de látex durante las relaciones sexuales.
Realización de pruebas regulares para ITS, especialmente para personas sexualmente activas.
Evitar el contacto sexual si hay síntomas hasta recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados.
No automedicarse, ya que un tratamiento inadecuado puede favorecer la aparición de resistencia bacteriana.
Si no se trata a tiempo, la gonorrea puede provocar complicaciones graves como infertilidad, infecciones articulares o daño permanente en los órganos reproductivos.
Afortunadamente, puede prevenirse y curarse con medidas adecuadas. La educación, la prevención y el acceso a servicios de salud sexual seguros son clave para frenar su propagación. Es importante que las personas sexualmente activas se realicen chequeos regulares y sigan las recomendaciones médicas para prevenir la propagación de la gonorrea y otras ITS.